miércoles, 30 de diciembre de 2009

NOS HICIMOS AMIGOS DE UN ZORRO EN BARDENAS

Como todos los domingos, a las 8:30 horas salimos de Tudela con ánimo de hacernos los aproximadamente 60 kms habituales. Esa mañana en el grupo reinaba gran alegría debido además de al buen tiempo reinante a que la etapa elegida era una de las que más nos gustaba a todos. Cruzaríamos El Vedado de Egüaras en toda su extensión. El lugar elegido para el pequeño almuerzo reparador sería al pie del imponente Castillo de Peñaflor, ubicado en pleno Vedado de Egüaras. La etapa no era ni corta ni dificultosa, pero sí de continuo pedaleo con constantes cambios de ritmo. Llegaríamos cansados a casa, seguro. He de reconocer que esta etapa siempre me ha gustado, pues la historia me gusta y el poder combinar deporte e historia me fascina. Explicaré algo sobre este lugar: El Vedado de Egüaras es una extensión de 1.200 ha. que pertenece al término municipal de Valtierra, pero que está separada del mismo. Se sitúa debajo de la meseta de La Estraza y está protegido por unas pequeñas elevaciones que lo separan del resto de las Bardenas. En su interior abunda la vegetación constituyendo un oasis dentro de la zona desértica. Ya en el siglo XX pasó a estar bajo jurisdicción del municipio de Valtierra no perteneciendo a los terrenos que conforman las Comunidad de Bardenas. Es una de las zonas declaradas Reserva Natural. En el interior de esta área se encuentran las ruinas del castillo de Peñaflor, también llamado de Blanca de Navarra. Actualmente el castillo es más romántico porque en este lugar el escritor Navarro Villoslada situó la leyenda que cuenta que Blanca I de Navarra fue encerrada , por su padre, en la torre de esta fortaleza cuando se negó a casarse con el príncipe de Aragón, Martín el Joven.

Avanzada ya la mañana y con las piernas bien trabajadas, empezamos a adentrarnos en El Vedado surcando primero las sendas y luego los caminos junto a las tierras de cultivo de este paraje. De pronto el terreno empieza a ensancharse y los cultivos dan paso a una gran explanada, al fondo de la misma aparece imponente el Castillo de Peñaflor o de Dª Blanca, asentado en un increíble equilibrio sobre un cada vez más mermado y puntiagudo montículo. ¡La verdad es que es para verlo!.La primera vez te sorprende e impone. Pues al igual que los demás cerros bardeneros, éste a pesar de estar más protegido por la orografía, tampoco se salva de la erosión de los elementos. Pues es habitual verlos casi todos puntiagudos y con su losa de piedra encima a modo de sombrerete, tal y como si quisieran protegerse del sol. Pero la diferencia de éste con los demás es obvia, encima tiene una gran losa sobre la que se aposentan los restos de un castillo-torreón construido para vigilar la frontera de Aragón y reprimir el bandolerismo. Fue terreno de reyes que pudieron cazar ciervos hasta el siglo XV . Las Bardenas Reales, que pertenecían al patrimonio de los reyes y la Corona, se reservaron esta propiedad privada, otorgando el resto a los navarros. Hacemos un alto bajo el castillo y sacamos nuestras ligeras viandas, exceptuando "al abuelo" gran y veterano ciclista de 67 años que saca un suculento bocadillo de mortadela que le prepara con cariño su esposa Nieves, los demás atacamos a nuestras barritas de cereales y dátiles. En ese momento viene la gran sorpresa. Por una ladera muy cercana vemos descender un animal parecido a un perro pero con un andar distinto. Patxi dice que "igual es el zorro que dicen ver últimamente en este lugar". Efectivamente conforme se acerca vemos que es un zorro con su gran cola. Se acerca entre meditabundo, temeroso y zigzagueante. No camina en línea recta. Pero se acerca. Alguien dice que viene a que le demos de comer. Se acerca cada vez más y le tiramos a lo lejos un trozo de comida. Se la come mientras nos mira y se acerca más y más mientras le seguimos dando trozos. Al fin lo tenemos a nuestro alcance y le podemos dar de comer en nuestra mano. Pero nos puede más el miedo y le damos la comida junto a nosotros en el suelo.

El agradecido zorro se la come mientras nos mira de reojo más temeroso que lo que estamos nosotros. Su larga boca llena de dientes asusta; su comer es rápido

y constante y algo de comida se le escurre por los lados, quizás es por la precipitación o el miedo, pero no se va y al acabar continúa esperando de nuestra generosidad. Aprovechamos para hacernos unas fotos que nos servirán para mostrarlas orgullosos a nuestros familiares y amigos. Continuamos viaje saliendo del Vedado de Egüaras y acercándonos a Castildetierra, emblema orgulloso de Las Bardenas y punto más conocido de esta preciosa tierra. A partir de aquí la vuelta a casa está más cerca y por terreno más llano y luego hasta asfaltado. El cansancio va haciendo mella en nuestras piernas. Las conversaciones son más espaciadas, como si reserváramos las últimas fuerzas para llegar a casa. Pero hoy nos hemos llevado algo imborrable de Las Bardenas, hemos casi tocado a un zorro salvaje y hambriento al que hemos alimentado. Y encima en el quizás más bonito paisaje de La Bardena ¡La jornada ha valido la pena!.

miércoles, 25 de noviembre de 2009

TUDELA

Tudela, con aproxidamente 35.000 habitantes, está situada en el extremo sur de la Comunidad Foral de Navarra, en la Ribera Baja, junto al río Ebro. Dista unos 90 Km de Pamplona, Zaragoza, Logroño y Soria; a Madrid hay 300 km y a Barcelona 400. Además las comunicaciones son excelentes con la cornisa cantábrica con buenas Autovías y Autopistas y dispone de los aeropuertos de Zaragoza y Pamplona. La red ferroviaria también mantiene la ciudad comunicada con toda España.


De importancia agrícola destacan sus famosas verduras y hortalizas que hacen las delicias de todos los paladares: espárragos blancos, alcachofas, "cogollos" de lechuga, habas, borrajas tiernas, achicorias, pochas, tomates, pimientos......etc... y con un buen número de restaurantes donde poder saborear todas ellas siendo el plato principal en primavera la reconocidísima Menestra. Por supuesto todo ello acompañado de un buen ternasco y regado por excelentes caldos de la zona. Mención aparte merece el aceite de oliva propio de la tierra de exquisito sabor.

Tudela ofrece una amplia oferta turística orientada hacia un turismo de calidad. Ciudad de convivencia entre las culturas árabe, judía y cristiana, forma parte de la Red de Juderías de España.



  • Iglesia de la Magdalena, románica del siglo XII.
  • Ayuntamiento, edificio del siglo XV.
  • Palacio Decanal, hoy Museo de la ciudad , de estilo gótico-múdejar del siglo XV.
  • Palacio Marqués de Huarte el siglo XVIII, con la más bella escalera imperial de Navarra. Hoy Biblioteca Municipal.
  • Casa del Almirante, casona de estilo plateresco delS. XVI.
  • Palacio Marqués de San Adrián, siglos XV - XVI, arquitectura civil renacentista. Con patio cuadrado en dos alturas con columnas Toscanas y con magnífica escalera cuadrada con paredes decoradas con grisallas que representan doce figuras femeninas de la antigüedad clásica ofreciendo pautas morales. Hoy en día alberga a la Uned.
  • Puente sobre el río Ebro construido en el S. IX por los árabes, con 17 arcos, y 360m.

  • La Catedral fue construida hacia 1180 sobre los restos de una antigua mezquita. Destaca la Puerta del Juicio, con influencia de gótico francés; el claustro del S. XII y la capilla mudéjar del S. XV construida aparentemente en el lugar que ocupaba la Sinagoga mayor de Tudela.














  • Plaza de los Fueros , construída como plaza de toros en el siglo XVII. Es el centro de la ciudad.












A unos 20 km encontramos La Bardena, Se trata de un territorio de 42.500 hectáreas, que posee la denominación de Parque Natural y Reserva Mundial de la Biosfera. Y aunque parezca increible, alberga El Polígono de Tiro de las Bardenas, un campo de entrenamiento de tiro aéreo desde hace 60 años.

Enclave natural privilegiado, es una gran depresión desértica con distintos cerros. Hoy día hay partes dedicadas al cultivo de secano y otras con sistemas de irrigación donde abundan las hortalizas. Terreno habitual para la ganadería ovina proveniente del norte de Navarra en los frios inviernos. Impresiona ver a los buitres sobrevolando continuamente sobre nuestras cabezas.

Turísticamente es muy visitada por todo tipo de personas que buscan su aridez, sus paisajes, su colorido, sus caminos, sus barrancos, su soledad. Es habitual ver cantidad de personas a pie por senderos preciosos que culminan por ejemplo en el Vedado de Egüaras a los pies del Castillo de Peñaflor.


Pero quien ha tomado en toda su extensión La Bardena ha sido la bicicleta. Una variada gama de rutas se reparten por todo el territorio haciendo las delicias de los ciclistas que pueden llegar así a los más insospechados y bellos rincones.


Desde la Ermita del Yugo en Arguedas se puede contemplar una gran perspectiva de La Bardena, siendo a la vez hospedería y restaurante. Cerca se encuentra el Parque de Aventura y Diversión Senda Viva para disfrute de mayores y pequeños.

martes, 24 de noviembre de 2009

MONCAYO OTOÑAL



Distante de Tudela unos 30 kms en dirección Tarazona, acedemos a las estribaciones de el Moncayo.
El Moncayo ha estrenado ropa y no ha necesitado ir a buscarla a ningún sitio de moda. La más variada mezcla de colores ha elegido este año para vestirse. El otoño brota por cualquier parte del monte y la explosión de belleza no tiene igual.
Es el punto más alto de la Cordillera Ibérica, 2.316 metros. Su flora es de lo más variada y está formada por lentiscares, coscojares, sabinares, rebollares, robledales, quejigares, hayedos, pinares variados, abedules, fresnos, álamos, acebos, etc...
Los pinares acogen bajo su dominio a brezos, acebos y frambuesos por donde corretean tejones y petirrojos.
Los hayedos son de los más merdionales de Europa y se dan desde los 1.100 m hasta los 1.650 m. y bajo su manto conviven helechos, musgos y madreselvas, siendo lugares vitales para jabalíes, corzos, azores y águilas reales.
A partir de 1.650 m se dan los sabinares y enebros por donde podemos ver las alondras, chovas y víboras.
El Moncayo está formado por tres circos o glaciares: Morca, San Gaudioso y el de San Miguel que es la parte más alta de la montaña. Presentan unas morrenas realmente impresionantes de grandes bloques de piedra.
Una carretera nos conduce al Santuario de Nuestra Señora del Moncayo a 1.620 m de altura,donde lo más interesante es la antigua iglesia (se conserva una talla de Nuestra Señora del Moncayo, del siglo XIII) y lo más atractivo es la vista sobre los pueblecitos de la falda del macizo.
Desde aquí y andando por una senda podemos cubrir los 700 metros de desnivel hasta la cima en menos de 2 horas. ¡La visión es espectacular! ¡Ha valido la pena!