miércoles, 4 de mayo de 2011

UN DIA EN EL PARO EN TUDELA

(NO SON LOS HERMANOS MARX, no, es la crónica de un parado)

Traumática experiencia para una persona que va al paro por primera vez y pretende solicitar información para pedir una prestación por desempleo.

Una vez con la carta de despido en la mano por causas de un maldito ERE, me dirijo a la oficina de Empleo de Tudela a pedir información. Es media mañana y está bastante repleta de gente. Hay mesas por doquier con pantallitas que indican el turno.

Me dirijo a Información e indico a la señorita que me acaban de despedir y que qué es lo que tengo qué hacer y cuándo. Ésta me mira como si viera a un zombi y me dice sin más que “vaya a Prestaciones”, y no dice más.

Por lo que me veo obligado a volverle a preguntar: ¿Dónde está por favor?. Y me dice que debo solicitarlo por internet o por teléfono al tiempo que me entrega un pequeño recorte fotocopiado en donde se indica dicha información.
-Entiendo que ahora no puedo ir a informarme a Prestaciones, sino qué es con día y hora ¿no? Y me contesta moviendo la cabeza afirmativamente mientras dibuja una estúpida sonrisa.
Le digo que podía haber sido mucho mejor su información desde el principio, mientras ella me dirige una sonrisilla de quien se siente satisfecha con su actuación al tiempo que encoge los hombros.

Ya en casa consigo la fecha y la hora para volver a ir a la Oficina de Empleo. Me la apunto en un papel y llegado el día, allá que me presento a las 8:30 de la mañana.
Hago “la tan amarga cola en la puerta” y al rato y como si de un estreno estelar en un teatro se tratara, se suben automáticamente las cortinillas de todos los escaparates de la Oficina de Empleo, se abre la puerta y

COMIENZA LA FUNCION:

Una vez dentro, la gente no sabe hacia dónde ir -me recuerda a las rebajas en unos grandes almacenes- las cabezas miran a los techos buscando carteles, pantallitas, lo que sea que te ayude. Otros van a un expedidor de números, yo como tengo hora asignada, leo “Prestaciones” y allá que me voy a la 1ª mesa que pillo donde, creyendo ser el primero, hablo con la empleada:

-Tengo vez a las 8:30, ¿me atiende usted misma?
-No no, según la letra y el número que tenga y mire las pantallas.
-¿Número? ¿Letra? ¿Qué número? ¿Qué letra?
-Según la letra deberá ir a unas mesas u otras.
-Oiga, lo he solicitado por internet, y no sé de qué me habla.
-Cuando usted lo solicitó, ¿qué letra eligió, la A o la B?
-Oiga, no me fijé en que hubiera letra alguna que elegir, por favor, ayúdeme.
-Pues si usted no sabe ni que letra eligió, como lo voy a saber yo. Mire, confirme primero si su solicitud es para hoy, vaya a dónde está esa gente.

Me vuelvo y el alma se me cae a los pies, sobre un pedestal se arremolinan fácil unas 8 personas todas manoseando y quitándose de las manos un juego de folios grapados entre sí tratando de ver su DNI y la hora de la cita. – lo que decía de las rebajas, todos peleándose por unos pantalones a tirón limpio-

Mientras, se oyen los pitiditos de los números que van corriendo por las pantallitas que penden sobre todas las mesas.
Poseído por el ansia, los nervios de ver correr los números, la mala leche que se va fraguando dentro de mi ser y las prisas, me hago no sé cómo con todo el paquete de folios y observo que ¡los DNI no van ordenados!, por lo que tengo que buscarme en todas las hojas. Me encuentro por fin y confirmo que estoy, como ya sabía para las 8:30 horas y con el número 8, pero ¡no veo letra alguna!

Las pantallas se dividen unas en A y otras en B, por lo que los números corren y yo no sé si soy la A o la B. Mis nervios se disparan y vuelvo a la primera mesa y a la misma empleada de antes:


-Oiga por favor, he visto que soy el 8 pero de letra nada de nada.
-Qué le repito que usted debe saber que letra es, si la A o la B.
-Oiga, yo solo sé que me estoy poniendo de mala leche, no busco bronca, soy una persona de casi 60 años, que me veo en el paro por primera vez no sé cómo funciona esta Oficina, y le exijo a quien sea que me atienda debidamente. –al tiempo que abro los brazos y muevo la cabeza hacia los lados con gran desesperación.
-Bueno, pues entonces usted supongo que querrá “una prestación”, por lo que debe ser la letra B.
-Vale pues, gracias.

Me retiro hacia donde están las pantallitas y enseguida observo mi número.
Mesa 13, no podía ser otro número, claro…
Empiezo a avanzar
y me adentro en las entrañas de este monstruo insaciable que ya se ha comido a cinco millones de personas y cuyo holocausto no tiene visos de detenerse.

Por fin veo mi mesa y me sincero con la empleada que me atiende. Y me explica, que todas mesas de la derecha son del “Estado español para Prestaciones” y las de la izquierda son del “Servicio Navarro de Empleo” para obtención de la Tarjeta de Demanda, sellarla, Orientación psicológica, etc….

Me atiende correctamente pero me dice que no puede tramitarme nada ahora ya que debo esperar a que se me acaben unas vacaciones que no he disfrutado y que el empresario me ha pagado y que luego de esos días vuelva a solicitar de nuevo una cita por internet o teléfono. Que vaya ahora a la “zona navarra” a pedir la Tarjeta de Demanda de Empleo para empezar a sellar, etc…..por lo que debo empezar de nuevo yendo al poste de entrada a sacar número.

Le doy las gracias y vuelvo al “poste” de entrada a “sacar número” . Me toca ya por fin y en la mesa de “Navarra” me cumplimentan la Tarjeta, me enseñan “mi currículum” en pantalla y que vuelva dentro de 3 meses a sellar.

Ahora ya entiendo cómo funciona la Oficina de Empleo de Tudela. Al parecer se trata de dos empresas distintas en un mismo local que podrían estar totalmente separadas con un tabique.
El Servicio Navarro de Empleo con mostrador de Información y el Ministerio de Trabajo sin información ninguna y con mal trato para el usuario.

Tú cuando entras lo primero que ves es “INFORMACION” y allá que te vas y le cuentas tu drama:


- Mire usted que m’an “ichau”. ¿Qué tengo que hacer?
Y claro, como en el “lado navarro” no gestionan prestaciones, pues palo que te va porque tú no sabes que estás en “zona navarra” y por eso no me atendieron bien la 1ª vez. ¡Claro, la culpa es del que llega nuevo! ¡Mira tú que no saber estos entresijos! ¡Es que nos merecemos que nos traten mal! ¡Ah! Ya se para que están los servicios de psicología del INEM!, una vez maltratado, tratan de ayudarte para que salgas del daño emocional recibido en sus locales.

Salgo a la calle haciéndome cruces “de cómo ha ido la cosa”. Al duro golpe de verte a tus 56 años despedido en la pu…. calle, con la crisis actual, sin visos de encontrar trabajo alguno, hay que unir lo sucedido en la Oficina de Empleo los dos días que he ido. El malestar se me va disipando poco a poco a lo largo de la mañana, pero no consigo olvidar lo sucedido.

La mala leche se me acumula y se me desborda. No soy violento, pero comprendo que haya alguien que pierda los nervios y descarguen su frustración por la INEXISTENTE INFORMACION al entrar, y la MALA SOMBRA DEL PERSONAL AL SERVICIO DE LA ADMINISTRACION, que lejos de ser comprensivos con personas que estamos pasándolo mal y que sólo queremos información, nos dan zapatazos en todos los morros con ese, llamémosle cinismo o prepotencia que da el estar “al otro lado”.

Estas personas carecen de la formación completa adecuada para atender a los usuarios. No solo deben hacer labor administrativa, sino que deben informar cuando se les pregunte, y si no, que exista un servicio de información como debe ser.

Mi más dura repulsa al Ministerio de Trabajo, y en concreto a la sección de Prestaciones por desempleo de la Oficina de Tudela (Navarra)